SI uno anda despistado, podría pensar que esta cámara fotográfica es una escultura, un objeto artístico. De hecho recuerda a la primera guitarra que Picasso construyera en 1912, con cartón y, después con chapa. Y decimos “construir” porque ni la talló, ni modeló, sino que la construyó, la ensambló, con trozos de distintos tamaños, igual que ésta.
Pero pese a todas sus reminiscencias, no estamos ante un objeto artístico, sino ante la cámara fotográfica de Miroslav Tichý, artista checo (1926-2011) que vagabundeó por los parques de Praga y retrató con su particular máquina a mujeres dormidas, ausentes, alegres… Ajenas al mundo, felizmente en su arcadia
Es difícil imaginar que de esa cámara tan tosca y ruda hayan salido unas fotografías tan sutiles y delicadas, tanto que parece que fueran a borrarse ante cualquier espontáneo gesto de la mano. Mirándolas es inevitable no preguntarse sobre los sonidos que se les sacarían la viejas guitarras picassianas.